Quedarse y rompér la postal
que tenés detras de tu espalda,
quemar los libretos que nunca te aprendiste,
arañar las paredes donde alguna vez gritaste
que no podías más.
Esperar a que nuestras pesadillas dejen de soñarnos,
a que el que fuimos y el que seremos
dejen de pelear en el que somos.
Quedarse y recuperar la risa de cuando niños,
la inocencia que nos robo el pensar tanto,
volver a beber hasta la última gota de todo lo vivido.
Esperar a que el mundo caiga de las manos que no te sostuvieron,
a que la soledad deje de ser una palabra escrita con espantosos cuchillos,
sembrar el silencio en la boca de cada pena.
Quedarse y esperar,
no hay mucho mas que hacer.
viernes, 6 de enero de 2012
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