lunes, 29 de diciembre de 2008

Capitulo 18

Yo le pagaba a Estela setenta y cinco pesos todos los sábados por la habitación y ella me decía que no me preocupe, que si no podía pagarle no me haga problemas.
Con Héctor me llevaba bien, una vez me contó que su esposa había muerto dos años atrás y que la seguía amando. Me lo decía con los ojos vidriosos una noche que nos quedamos comiendo juntos.

Con Mariela era algo raro. Yo pasaba a visitarla al bar casi todas las noches y algunos domingos íbamos juntos a la playa de la mano pero nunca pasaba mas que eso.
Yo seguía pensando en Lucia y al menos una vez por semana le mandaba un mail o un mensaje los cuales nunca eran respondidos.
Con mi familia hablé los últimos días de diciembre y les dije que no iba para las fiestas, lo cual no pareció importarles demasiado.

Pasé navidad y año nuevo con esta especie de familia adoptiva que había encontrado. Navidad en casa de Héctor y año nuevo de Elena. En ambas ocasiones hicimos asado.
Yo no era un gran parrillero pero simulaba serlo bastante bien.
La noche de año nuevo, después de brindar salimos a caminar con Mariela por la costanera y cuando volvimos Héctor se había ido a su casa y Elena dormía.
-¿Pablo a vos te molesta si me quedo a dormir con vos?- me pregunto sin mirarme.
-No, quédate. Me gusta que te quedes.

Subimos a mi habitación y nos sentamos en la cama. Abrí la ventana por que el calor era insoportable. Yo me puse un pantalón corto y me acosté. Mariela se quedo en ropa interior. Me abrazo y nos dormimos.
Era una situación extraña, me di cuanta cuando a la madrigada me desperté y la vi. Con el pelo sobre la almohada y su cuerpo casi desnudo. La desperté.
-Mariela, ¿te das cuenta que tu viejo y tu tía se van a enterar de esto aunque no queramos?
-No importa, dormí.
Puse mi cuerpo bien pegado al de ella y nos quedamos así el resto de la noche.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Capitulo 17

Cuando regrese a mi nuevo hogar a la tarde Estela me invitó a tomar mate. Me preguntó si estaba de vacaciones, a qué me dedicaba y un montón de cosas mas. Me dijo que su hermano tenía un restaurante sobre la peatonal y que si quería podía hablar con el para trabajar. Le dije que si y después me fui a bañar.
Cuando salí del baño Estela me dijo que ya había hablado y que su hermano le dijo que vaya para halla. Me dio la dirección y fui.

El tipo se llamaba Héctor y el restaurante era a la vuelta de la catedral. Se escuchaban los campanazos a cada rato. No era un lugar muy grande, el salón tenía diez mesas con manteles verdes que hacían juego con las cortinas.
Héctor era un buen tipo, alto y gordo. Con las manos enormes y los dedos gordos y se reía casi de cualquier cosa.
Me tarea era lavar la vajilla y después ayudar a limpiar el salón. Entraba a las siete de la tarde y salía a la una de la mañana. De lunes a sabado.
Era un trabajo tranquilo. Lo que no me gustaba era que andaba todo el tiempo con los dedos arrugados por el agua de tanto lavar cosas.
Todos los sábados antes de irme Héctor me pagaba doscientos pesos.
Arregle con Estela para pagar trescientos cincuenta pesos por mes por la habitación, le dije que sino no me alcanzaba la plata.

Los primeros días terminaba cansado después del trabajo pero después me acostumbré y a veces hasta volvía caminando las treinta cuadras que separaban el restaurante de mi habitación.
Algunas noches pasaba por el bar “punto y banca” donde trabajaba la sobrina de Estela, que a su vez era hija de Héctor. Ella se llamaba Mariela y tenia veinte años. Era alta y de pelo castaño, usaba anteojos y tenía una cicatriz en el cuello. Yo me pedía siempre un whisky con hielo y ella me lo traía y nos quedábamos hablando un rato. Me contaba que estudiaba veterinaria, que le gustaba nadar y siempre le daba curiosidad sobre qué estaba escribiendo yo cuando iba al bar (yo había recuperado el habito de escribir y llevaba mi cuaderno para todos lados).

Una de esas noches desde una mesa pegada a la ventana le mande un mensaje de texto a Lucia pero no respondió.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Capitulo 16

Baje del tren y era de noche. El viento era frío. Caminé hasta el centro y me senté en un bar frente al casino. El bar se llamaba “punto y banca”. Me pedí una milanesa y le pregunte a la camarera si sabia de algún hotel barato para poder alojarme. Tuve suerte, me dijo que una tía suya alquilaba una habitación cerca de playa grande. Me dio la dirección y el teléfono. Termine de comer y me tome un taxi hasta el lugar.

Me atendió una mujer de unos cincuenta años, vestida con un delantal celeste.
- hola, estoy buscando a Estela. Me dijeron que alquilaba una habitación
- si, soy yo- me miro de arriba abajo- quien te dio la dirección?
- La camarera de un bar que esta frente al casino- no me dejo terminar de hablar
- Pasa que te muestro.

Entremos. Era un pasillo largo y angosto. En el fondo había una casa y arriba de la casa una habitación chica con un baño. Me dijo que me cobraba quince pesos por día lo cual me pareció muy bien. Me pregunto si había comido y le dije que si. Le di sesenta pesos para pagarle cuatro días por adelantado. Esto le gusto. Luego se fue y yo me quede solo en la habitación.

Era curioso, después del concurso de poesía no había escrito nada mas. Así que saque el cuaderno he intente escribir algo pero era horrible. Arranque la hoja y la tire.
Pensé en Lucia. Tuve muchas ganas de llamarla pero no lo hice. Me quede tirado en la cama con la mirada clavada en el techo. El viento movía la única ventana de la pieza y hacia un ruido bastante molesto que no me dejo dormir bien.
Cuando me desperté eran las nueve de la mañana. Me levanté y bajé. Estela me dio la llave de la puerta de calle, la puerta de la habitación no tenía. Salí y camine por la avenida Juan B. Justo, doble a la izquierda y luego volví a doblar pero esta vez a la derecha hasta llegar a la playa. Me saque las zapatillas y camine descalzo sobre la arena. Tenía ganas de llorar. Seguí caminando. Un perro se acerco y caminó un rato conmigo, después se fue y seguí solo.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Capitulo 15

Durante un tiempo no tuve ninguna clase de contacto con Lucia. La llamé varias veces pero nunca respondió las llamadas. Yo salía muy poco de mi habitación y cuando lo hacía era para ir al bar de Defensa y Brasil, frente al parque. Allí pasaba largas horas mirando por la ventana imaginando que ella vendría a buscarme.
Uno de esos días me llamo mi amigo Daniel para ofrecerme comprar una piedra de marihuana. Los datos que me dio eran: es grande, buena y sale cincuenta pesos. Le dije que sí.
Me trajo la piedra un día a la mañana temprano, yo no había podido dormir en toda la noche, estaba nervioso. Le di la plata y se fue. Siquiera lo invite a quedarse un rato. Después me sentí mal por eso.
Arme varios cigarrillos y los guarde en cajitas vacías de Malboro que había por el suelo de mi cuarto.
Finalmente y luego de doce interminables días, Lucia me llamo desde Cordoba diciéndome que estaba bien, pero que necesitaba tiempo para pensar, que lo nuestro había sido todo muy rápido y que estaba confundida. Corte el teléfono y lo apoye sobre la cama. Me quede sentado en el piso. Prendí un porro y largue el humo gris y dulce para arriba. Sentí como se empañaban las ventanas de mi alma. No la entendía. Pero sabía que este tipo de cosas suelen ocurrir. Donde hay cariño hay problemas y yo soy uno de esos tipos que no sabe por qué se encariña rápido con la gente.

Los días siguieron pasando lentos. No la llame durante toda la semana y ella tampoco a mi. Yo sabía que ella no iba a hacerlo.
Cuando junte el valor para hacerlo me atendió desde un colectivo, no se escuchaba nada, me dijo que después me llamaba pero después no lo hizo.

Entre la plata de la pensión, comer, tomar y algunos gastos mas, me quedaban seiscientos pesos.

Guarde todas mi cosas en el bolso y sin avisarle a nadie fui a constitución y me compre un boleto de tren para ir a Mar del Plata.
Era una tarde de sol, me senté del lado de la ventanilla, la cual cuando la abrías se cerraba sola luego de unos pocos minutos por el movimiento del tren. Me tome lo que me quedaba de una petaca de licor de café y me dormí. Cuando llegamos me despertó otro pasajero.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Capitulo 14

Los días siguientes fueron, quizás, los mejores días que recuerde haber vivido. Tres meses con Lucia entrando y saliendo de mí habitación a diario, los fines de semana en su casa y luego paseos largos por Palermo o por Plaza Francia, tenía plata sin tener que trabajar, la primavera flotaba en el aire.
Pero todo el tiempo tenía el presentimiento de que algo estaba por pasar. Era como la calma antes de la tormenta. Trataba de no pensar demasiado en eso y de disfrutar mi dichoso presente.
Un jueves y después de haber estado durmiendo conmigo Lucia me dijo que tenia que ir el sábado a la mañana para Córdoba a visitar a su papá que iba a ser operado. Le ofrecí acompañarla pero no quiso.
Era un jueves de llovizna y viento. Mientras desayunábamos miramos por la ventana las copas de los árboles que se movían furiosas de un lado para el otro.

El sábado al mediodía la acompañe a Retiro a tomarse el micro. Nos despedimos con un abrazo largo y varios besos acordando mantener el contacto durante su supuesta corta ausencia.

El micro arranco y yo me fui a sentar a Plaza San Martin, después di un paseo por Florida y mas tarde fui a visitar a mis padres a los cuales hacia casi un mes que no veía.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Capitulo 13

Cuando bajé a las once Lucia ya había llegado. Nos besamos y subimos.
- traje empanadas para comer- me dijo
- yo compre whisky
Sonrió y me beso en la frente. Estaba sentado en la cama y ella caminaba y miraba todo en la habitación.
Hablamos sobre un libro de Camus que ella estaba leyendo y yo ya había leído, el extranjero.
- el personaje principal tiene algo parecido a vos
- lo tomo como un halago- le dije y seguimos comiendo.
Había dejado la puerta del balcón abierta y el viento entro y voló las servilletas. Me levante y la cerré.
Terminamos de comer y nos tiramos sobre el colchón (yo no tenia sabanas, solo una frazada que todavía no había puesto) y fumamos mirando el techo. Tenía manchas de humedad y la lamparita colgaba de dos cables negros.
Con la mano le acariciaba las piernas por encima del pantalón, me beso, nos sacamos la ropa. Era hermosa. Tenía varios lunares en el pecho de distintos tamaños. Ella se reía de mi ombligo, yo me reía de su risa. Cogimos o hicimos el amor o como sea que se diga y después nos dormimos abrazados y tapados con la frazada.
A las nueve de la mañana sonó el despertador y Lucia se fue al trabajo. Yo me quede en la cama hasta el mediodía.
Abrí los ojos y era un día soleado. Fui al baño y una paloma me miraba desde la ventana rota que estaba encima del inodoro. Me sorprendía que no se asustara por mi presencia.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Capitulo 12

Nos despertamos al mediodía, Lucia se preparo mate, yo no quise desayunar. Fui al baño, fumé un cigarrillo y después me fui. Cuando nos despedimos me abrazó fuerte y quedamos en hablar mas tarde.
Era un domingo de sol, las veredas brillaban. Me sentía bien. Llegue a casa, guarde mis cosas en un bolso y fui a una pensión en San Telmo, cerca del parque Lezama, en la que había visto un cartel que decía que tenia habitación disponible.
El lugar no era feo, en la recepción estaba un tipo alto de bigotes que me dijo que tenía que pagar una semana por adelantado. Eran $100 por semana. Se lo pague, me dio la llave y subí a mi habitación.
Tenía un balcón que daba a la calle Defensa, una cama, una mesa, dos sillas y un roperito con la puerta que no cerraba. El baño estaba en el pasillo cerca de mi habitación. Deje el bolso en el suelo, salí al balcón y prendí un cigarrillo. Se veían los autos que pasaban y el viento era fresco. Llamé a Lucia para contarle y me dijo que iba a ir a visitarme mas tarde. Me gusto eso.
Me acosté un rato y después me bañe. En el baño el agua salía un poco fría.
Le avise al tipo de la recepción que iba a tener visitas, no sabia como funcionaban esas cosas en el lugar. Me dijo que todo bien, pero que no haga quilombo.
Salí y camine un rato, ya había oscurecido. Compré una botella de whisky y más cigarrillos. Me senté en el parque y miré a los chicos jugar en las hamacas. Lucia me mando un mensaje al teléfono para avisarme que la espere en la puerta de la pensión a las once de la noche. Volví a mi habitación y la espere.

martes, 9 de diciembre de 2008

Capitulo 11

Era en un octavo piso sobre la Avenida Santa Fe. Toque el timbre y bajo a abrir. Estaba hermosa, tenía el pelo mojado, un pulóver negro y una pollera larga. Estaba sonriendo. Nos saludamos. Subimos.
Yo había llevado una botella de whisky para tomar, la dejamos sobre la mesa y nos sentamos. Ya tenía preparada la comida, pollo y ensalada.
Hablaba bastante, pero raramente no me cansaba ni molestaba que lo haga. Me contaba de su trabajo de diseñadora gráfica y de que su familia vivía en Cordoba.
Yo le dije que estaba sin trabajo y buscando casa. Que lo que dije el día de los premios sobre que era técnico de sonido era mentira. Ella se rió y tomo un trago de vino.
Después de comer ella se sentó en el sillón que había en el comedor y yo me quede en la silla. Nos servimos dos vasos bastante llenos de whisky y dejamos de hablar por un momento. Nos mirábamos, ella seguía sonriendo y yo movía el vaso y hacia ruido con el hielo que chocaba contra sus bordes.
- ¿en qué pensas?- me pregunto
- En nada, te estaba mirando la sonrisa
- Tenes una mirada rara
- No se, nunca me mire- tomé un trago
- ¿Por qué me miras tanto?
- No se, me gusta mirarte
Nos quedamos en silencio un rato largo. Miré el reloj y eran las tres de la mañana.
- bueno Lucia, me voy yendo, estuvo muy lindo todo.
- Tomaste mucho como para irte solo, ¿no te querés quedar?- no había tomado tanto en realidad.
Me levante y me senté al lado de ella. Me agarro la mano y nos besamos. Luego nos servimos otros dos vasos de whisky y seguimos besándonos entre sorbos que a esa altura ya no nos quemaban la garganta.
Cuando terminamos nuestras bebidas eran casi las cinco de la mañana. Fuimos a su habitación y nos acostamos.
Ella apoyo su espalda contra mi pecho, sentí el perfume de su pelo y sus pies fríos tocar mis pies. Nos dormimos de esa manera.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Capitulo 10

Cuando me levante el mundo era igual que siempre. Era viernes y en mi casa mi mamá estaba cocinando y mi papá había ido a trabajar. Le conté a mi mamá lo del concurso y me sorprendió que no se sorprendiera. Me preguntó qué pensaba hacer con la plata y le dije que no sabía exactamente, que quizás viajara a la costa y viviera allá un tiempo. Me dijo que no me iba a alcanzar. No respondí.
Después de almorzar lo fui a visitar a Javier. Me recibió bien, con un abrazo y un vaso de cerveza. No le conté nada de la plata que había ganado.
Me dijo que no había hablado mas con su primo Marcos, que no tenia noticias de el. Para mi fue un alivio por que me había arrepentido de decirle que si para el robo.
Era una linda tarde de principio de septiembre.
La prima de Javier pasaba a cada rato por la cocina (Donde estábamos nosotros sentados) y yo la miraba y ella me miraba. Solo le dije “hola” la primera vez que pasó. Después fue solo cuestión de miradas.
Nos pusimos a hablar de cuando éramos chicos y jugábamos al fútbol en un parque que ya no esta más, ahora es un estacionamiento de autos. Javier siempre jugaba de arquero, era bueno en eso y yo de delantero. Yo sabía jugar pero era vago para correr. Nos acordábamos de eso y nos reíamos entre cervezas y miradas a y de su prima.
Al atardecer me fui. Camine por la calle mirando los rostros sin vida de la gente. Tan pocas sonrisas, tan poca simpatía. Yo era igual o peor que ellos y eso me enfermaba.
Cuando llegué a casa y esperaba para cenar le mande un mensaje a Lucia preguntándole si iba a hacer algo esa noche. Su respuesta llegó rápido:
NO, ESTOY CANSADA PARA SALIR. QUERES VENIR A COMER A CASA?
Le dije que SI sin dudarlo. Me dio su dirección y le dije que en un rato iba.
Me bañe y me fui a tomar el colectivo 12 que va a Palermo.

Capitulo 9

Esa noche cuando volvía a casa me bajé unas cuadras antes del colectivo, quería caminar un poco.
En el cielo la noche había vomitado sus estrellas. La luna estaba enorme y un perro ladraba mirándola parado en la mitad de la calle.
No pasaban autos y no se veía gente por ningún lado. Era una buena noche.
Yo me sentía bien, tenía plata sin haber echo ningún esfuerzo y podía irme de la casa de mis padres.
Cuando llegue me serví un vaso de coca-cola y prendí el televisor. Mi perro se sentó al lado mío y me miraba esperando que le de algo de comer. Le di un pedazo de pan que había sobre la mesa y lo comió debajo de mi silla.
Miré un rato el televisor y me aburrí. Fui a mi pieza, metí la plata adentro del cajon de la mesa de luz, me saque toda la ropa y me acosté. Las sabanas estaban frías. Me sonó el celular y era un mensaje de Lucia:
LLEGASTE BIEN?
Le respondí que sí y le desee buenas noches. Estiré las piernas, me puse de costado y me dormí pensando en ella.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Capitulo 8

Finalmente se hizo Jueves. Pensé en no ir, en llamar por teléfono diciendo que estaba enfermo. Pero finalmente fui.
Me puse un pantalón de jean, un pulóver color verde oscuro, una campera marrón y una bufanda escocesa.
Bajé del colectivo en Avenida Corrientes y Avenida Callao. Era temprano aun. Entre a una disquería y a dos librerías. Fumé un cigarrillo en la puerta del lugar y luego entré.
Le pregunte al tipo de la recepción, que era el mismo al que le había dejado el sobre hacia unas semanas cuando me inscribí en el concurso y me dijo que era en el segundo piso, sala B.
Subí por la escalera, había poca gente. Estaba nervioso.
Cuando le dije quien era a uno de los tipos que estaba vestido de traje en la puerta del salón me pidió el documento para constatar que era yo.
Me dijo que pase y que me siente, me dio unas hojas donde estaban impresas las tres poesías ganadoras y decían los nombres de los tipos del jurado, criterios de evaluación y otras cosas que no leí. Debajo de la última hoja aparecían los premios:
PRIMERO PREMIO: $5000
SEGUNDO PREMIO: $2000
TERCER PREMIO: $1000
Lo leí varias veces, estaba contento, sonreía solo sentado en una butaca cerca de un escenario aun vacío.
Unos minutos después el tipo que me había pedido el documento en la entrada se acerco y me llevo detrás del escenario donde estaban los otros ganadores.
El primer premio lo había ganado una chica de 26 años, se llamaba Lucia, tenía rulos largos y negros y tenia una camisa violeta con los botones de arriba desabrochados y se asomaba su corpiño negro que cubría sus grandes tetas.
El tercer premio lo gano un tipo que se llamaba Julio y tenía 52 años. Estaba vestido de traje y llego acompañado de sus dos hijas.
La ceremonia fue rápida. Una mujer vestida muy elegante leyó las tres poesías ante unas veinte o treinta personas. A mi me parecía todo muy raro.
Luego nos hicieron pasar a los tres al escenario y dijeron nuestros nombres y nos aplaudieron.
Yo estaba esperando que me den la plata para irme de ese lugar. Pero eso no pasaba.
Nos sacaron fotos individuales y después a los tres juntos. Me sentía un idiota.
Lucia, la ganadora, me miraba y sonreía. Me gustaba. Julio estaba emocionado y trataba de disimularlo sin éxito.
Finalmente el acto termino.
La gente se fue y nosotros quedamos detrás del escenario sentados en unas butacas sin respaldo esperando.
Se acercaron dos hombres, uno de ellos era político, lo había visto en la televisión pero no recordaba su nombre ni su cargo y la mujer que había hablado en el acto. Nos preguntaron a que nos dedicábamos y ese tipo de cosas. Yo mentí y dije que era técnico de sonido.
Luego de un rato nos dieron nuestros premios y nos dijeron que nos iban a llamar para futuros concursos.
Me guarde la plata en el bolsillo de la campera y baje las escaleras hacia la calle.
Ví salir a julio y sus hijas, me saludaron los tres. Luego salió Lucia. Me miró y se acerco.
-Pablo, me gusto mucho tu poesía.
-Gracias, a mi tambien me gusto la tuya- en realidad no la habia leido, solo escuche una parte durante el acto.

Hacia frio y una de las luces de la entrada iluminaba justo el pelo de Lucia. Saqué un paquete de cigarrillos y le convide. Nos sentamos en la escalinata y fumamos en silencio.
Yo le miraba las manos, tenia las uñas muy cortas y pintadas de rojo.
Cuando terminamos de fumar dijo que tenía que irse. Le pregunte donde vivía y me dijo que en Palermo. La acompañe hasta el subte. Caminamos con su brazo izquierdo pegado a mi brazo derecho. Seguíamos sin hablar. La gente pasaba a nuestro alrededor y los autos tocaban bocina por que los colectivos no arrancaban rápido.
Le pedí su número de teléfono y me lo dio. No le dije para que lo quería, solo se lo pedí. Lo anote en mi celular y le di mi número. Nos despedimos con un beso en la mejilla. Su boca en mi mejilla.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Capitulo 7

Esa semana Javier no me llamo, ni la siguiente.
Yo seguía sin hacer nada. Salí en esas dos semanas tres veces a buscar trabajo, compre el diario y fui a una entrevista cada uno de esos tres días. Una fue en una inmobiliaria como cadete, otra en una fabrica de autos de juguete y la ultima a la que fui era en un restaurante como mozo. De ninguno de los tres lugares volví a tener noticias.
Un día cuando me levante en lugar de ir a buscar trabajo fui a caminar a la costanera. Era un lindo día de sol, con poco viento y una temperatura agradable.
Cuando volví a casa mi mamá me dio una carta que me había llegado del gobierno de la ciudad.
La abrí rápido, con curiosidad. La leí:
Estimado Pablo Gomez: su poema “Siempre falta poco para que sea tarde” ah sido premiado con el segundo premio en el certamen “una ciudad- un poema” organizado por el Gobierno de la ciudad…
Después decía el lugar al que tenía que ir para la entrega de premios y algunas cosas más.

Estaba sorprendido. No se lo conté a nadie. Me guarde la carta en el cajón de la mesa de luz. Y me tire en la cama. Miraba al techo y sonreía. Saque de nuevo la carta y volví a leerla. No decía cual era el premio.
Era martes y el jueves era la entrega de premios. Era en el teatro San Martín a las 18 horas.

Estaba raramente contento, saque mi cuaderno y escribí unas pocas líneas. Lo cerré y me quede dormido.
Cuando me desperté ya había oscurecido de nuevo. La alegría se me había pasado. Estaba como estaba siempre. Abrí el cajón de la mesa de luz y miré el sobre, no saque la carta, volví a cerrarlo.
Salí a la calle y había poca gente, solo unos pocos que volvían envueltos en sus camperas a sus casas después de su jornada laboral. Me sentía triste, en realidad me sentía solo más que cualquier otra cosa.
Fui hasta una pizzería y me compre tres empanadas de pollo y una cerveza. Las comí sentado en la única mesa que había en el lugar. El dueño estaba transpirado por el calor del horno y miraba una novela por la televisión. Me preguntó si era del barrio y le dije que no aunque en realidad estaba a diez cuadras de mi casa.
Cuando terminé de comer me fui a sentar en un bar que estaba sobre la avenida Montes de Oca. Me pedí un whisky con hielo. Lo tome mientras los mozos barrían y levantaban las sillas y las colocaban sobre las mesas para cerrar.
Volví a casa caminando mareado, solo y triste.
Mi vida seguía estancada y dentro de cuarenta horas tenía que ir a buscar un premio que no sabia que era por un concurso de poesía.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Capitulo 6

Cuando me desperté me quede en la cama, tapado hasta la cabeza pensando en la propuesta de Javier y decidí decirle que sí.
Me levanto y eran las seis de la tarde. Estaba empezando a oscurecer de nuevo. Mi papá estaba escuchando un partido de fútbol por la radio y mi mamá tomaba mate.
Me prepare un café y me senté con ellos.
- y Pablo qué pensas hacer de tu vida?- me pregunto mi papá
- no se, mañana voy a salir a buscar trabajo.
- Por qué no estudias algo?- pregunto mi mamá
- No se, quizas el año que viene.

Antes de cenar me puse a escribir un rato. Hice una poesía sobre una vieja que alimentaba a las palomas pensando que eran personas.
Salí a comprar cigarrillos y pensé de nuevo en la propuesta de Javier. Tenía miedo de que salga mal. En la cárcel me iban a matar, estaba seguro de eso. Pero iba a decirle que sí. Quería la plata para poder irme lejos de donde estaba.

Después de cenar lo llame a Javier y hablamos un rato largo. Le dije que si. Según Marcos, me dijo, que nos iban a quedar $500 a cada uno. No me pareció mucho pero estaba bien.
Quedamos en hablar en la semana cuando todo estuviera bien organizado por ellos dos.
Colgué el teléfono y me metí en la cama. Leí un par de notas de un diario Clarín de la semana anterior. Una sobre un cargamento de marihuana que habían incautado y otra sobre un asesinato en Estados Unidos.
Tire el diario para otro lado de la habitación, me tape y me dormí.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Capitulo 5

Javier vivía en el límite entre Barracas y Avellaneda a metros del puente Pujeyrredon.
Javier era un tipo alto y morocho con los ojos negros y grandes y ahora estaba bastante gordo. Lo había conocido en un club en el que jugábamos al fútbol de chicos. Vivía con una tía y la prima. Una vez me contó que nunca había conocido a sus padres.
Cuando llegue Javier me abrazo y nos sentamos en el patio. Hacia frió pero me dijo que quería que hablemos a solas y adentro estaba su tía mirando una película.
Destapo una cerveza, prendió dos cigarrillos y me dio uno.
Me contó que también andaba sin trabajo y que quería hablarme muy seriamente sobre algo. Me sorprendió y le dije que me diga que era
- mira Pablo con mi primo Marcos estamos organizando algo y quería saber si vos te prendías con nosotros.
Marcos era el primo más grande de Javier que había estado preso y que ahora estaba en libertad hacia unos meses. Físicamente era parecido a Javier, grandote, morocho.
Siguió contándome:
- la onda seria robar un cyber de La Boca. Entre los tres. El consigue un auto y vos manejas, nosotros bajamos y hacemos todo. Después repartimos en partes iguales.
- Bueno, dejamelo pensar. En la semana te aviso.
- Dale no hay problema.
Entramos y nos sentamos en la cocina. Su tía seguía mirando la televisión y nosotros tomamos varias cervezas. Era de noche y se hizo la madrugada.
Cuando su tía se fue a dormir eran las dos de la mañana. Javier se quedo dormido sentado y yo me quede mirando la repetición de un partido de fútbol entre Racing y Tigre.
Lo desperté y me abrió la puerta. Camine con las manos en los bolsillos las quince cuadras hasta mi casa. Hacia frío pero no había viento. Llegue y no hice ruido para no despertar a nadie, mi perro movía la cola desde debajo de la mesa. Me acosté y dormí.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Capitulo 4

Durante todo el resto de la semana no hice nada, pero exactamente nada.
Cuando no estaba durmiendo estaba mirando televisión o comiendo. No salí de casa, no llame a nadie, no escribí, no leí.

El sábado me levante al mediodía almorcé pizza con mi familia, agarre algo de plata y salí.
El sol estaba alto y de color amarillo, muy amarillo. No podías mirarlo fijo ni un segundo por que quedabas ciego. Camine un rato largo hasta que me sente en una plaza que se llamaba 25 de Mayo.
Una vieja le tiraba migas de pan a las palomas que se amontonaban de a decenas a su alrededor. Me puse a pensar en que tenía que empezar nuevamente a buscar un trabajo he irme de la casa de mis padres. También pensé y tuve muchas ganas de llamar a mi última novia pero no lo hice. La extrañaba. Pensaba en su voz, en sus piernas, en su boca.
Cuando las migas se terminaron las palomas se fueron y la tarde siguió caminando lenta.
Algo en el mundo anda mal y yo no sabia que era. Algo en mi vida andaba mal, muy mal y tampoco sabia exactamente que era.

Para volver me tome un colectivo y cuando llegue llame por teléfono a un viejo amigo que hacia unos meses que no veía
- hola Pablito como estas? – se puso contento al escucharme
- bien Javi, acá ando. De nuevo en lo de mis viejos en barracas.
- Venite a casa a tomar una cerveza yo estoy al pedo.
- Bueno dale, en un rato voy.
Colgué el teléfono y me fui a bañar.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Capitulo 3

3
Para mi sorpresa el día jueves por la mañana me llamaron de la imprenta para que vaya a cobrar.
- Hola, hablo con la casa de Pablo Gomez?
- Si, soy yo
- Te llamo para avisarte que podes pasar a cobrar por la imprenta.
- Bueno, en un rato voy.
Colgué y me vestí. Me bañe rápido mientras se calentaba el agua para el café. Estaba nublado y mi mamá estaba tomando mate y mirando la televisión.

Llegue a la imprenta cerca del mediodía. Entre directamente a la oficina, estaba abierto.
El supervisor estaba sentado y fumando y haciendo chistes con la secretaria a la cual yo no conocía. Habían echado a Claudia, la secretaria anterior. Miré para el lado del taller y tampoco vi a mis antiguos compañeros. Supongo que era verdad que no había trabajo y me di cuenta que nos habían echado a todos. Seguía sin entender el por qué de la secretaria nueva.
- tu nombre?
- Pablo Gómez – maldito idiota, pensé, ya no se acuerda de mi nombre
- Si, si… te debíamos un mes entero no?
- Si – en realidad me debían tres semanas, yo pensé que me estaba cargando
- Bueno, serian $400. – saco un montón de billetes de cien de su bolsillo y me dio cuatro miserables papeles.
- Cualquier cosa te volvemos a llamar – me dijo y se guardo el resto del dinero
- Bueno. – le di la mano y caminé hacia la puerta. La secretaria me sonrió. Salí.

Decidí tomarme el subte para ir al centro, tenía ganas de pasear.
Estaba sentado al lado de una mujer de cara triste y muy vieja y vi por la ventanilla un cartel sobre un concurso de poesía organizado por el gobierno y por los del subte. El tema era libre y tenía 2 días de plazo para presentarlo. Anote la dirección de correo en el reverso del boleto y lo guarde en el bolsillo de la campera.
Era en una oficina del centro cultural san martín de avenida corrientes.
Durante el trayecto, en el subte, me puse a leer de mi cuaderno, el cual tenia en la mochila, las ultimas poesías que había escrito y decidí que iba a mandar una que se llamaba “siempre falta poco para que sea tarde”.
Cuando baje del subte, subí la escalera, camine por avenida corrientes y me metí en un locutorio para copiar he imprimir la poesía.
Compre un sobre de papel madera y anote mis datos en el reverso.
No subí hasta la oficina, lo deje en la mesa de entrada del centro cultural, el empleado me dijo que el después subía el sobre. Le creí.

Cuando salí nuevamente a la calle ya no tenía ganas de pasear, así que volví a mi casa. Me metí en mi habitación, guarde la plata adentro de un libro y encendí un cigarrillo. Puse un disco de Bob Dylan y me recosté en la cama.
Deje de pensar en el concurso de poesía y en el trabajo.

martes, 4 de noviembre de 2008

capitulo 2

2
A las seis y media sonó el despertador y me levante, me bañe, tome un café y salí a la calle. Estaba lloviendo y yo no encontré el paraguas. Camine pegado a la pared, cubriéndome del agua con los balcones de las casas. Tome el 133 y me senté en el ultimo asiento de la fila de la izquierda.
Cuando llegue a la imprenta me llamo el supervisor
- como te sentís hoy?
- mejor
- mira, no vamos a necesitar que vengas mas, hay poco trabajo y vos siempre tenes una excusa para irte antes
- por que no me avisaron por teléfono o ayer?
- lo decidimos recién
- esta bien, cuando vengo a cobrar el mes?
- vení la semana que viene, pero llamame antes
- esta bien
Por la ventana de la oficina veía a mis dos compañeros trabajando pero no tenía ganas de ir a saludarlos, salí de la imprenta y camine hasta el mismo bar del día anterior. Pedí nuevamente un cortado con medialunas. Era el único cliente, eran las ocho y media de la mañana.
Por la ventana miré a los chicos que iban a la escuela con sus botas de lluvia y sus paraguas.
Revolví muchas veces el cortado con la cuchara mientras miraba todo.
El mundo seguía girando torpemente sobre su panza de océano y en algún lugar alguien creía ser feliz y otros juraban amor eterno mientras yo revolvía mi taza y mordía una medialuna.
Afuera el cielo se caía a chorros sobre las veredas del mundo.

viernes, 17 de octubre de 2008

capitulo 1

1
Ese lunes me levante con dolor de cabeza, hacia varios días que venía durmiendo mal, me vestí con un pantalón de Jean y un pulóver marrón, me lave los dientes y me prepare un café.
Prendí el televisor y mientras tomaba el café mire el noticiero. Por la ventana se veía el cielo que se iba aclarando. Un choque entre un auto y un colectivo, Boca ganó de nuevo. Lo apague, me puse la campera y salí.
Carlos, mi vecino, estaba paseando a su perro y me saludo con la mano en alto, lo salude y seguí caminando hasta la parada del colectivo 133.
A las ocho llegue a la imprenta donde trabajaba, salude a Esteban y Nicolás que eran mis compañeros de trabajo y agarra una pila de pliegues de cartón para trabajar.
Mi trabajo consistía en armar bolsas de cartón con esos pliegues. Tenía que unir dos de ellos y luego ir doblándolos, ponerle la base con un carton mas duro y después atarle las manijas.
Eran nueve horas por día doblando cartones parado en el mismo lugar. Teníamos cuarenta minutos para almorzar. Mas que un trabajo era una tortura.
Ese día salí a almorzar con Nicolás, fuimos a una plaza que quedaba cerca de la imprenta, nos compramos unos sándwiches de milanesa y una gaseosa.
Yo prefería ir con Nicolás por que siempre tenía algun porro para fumar después de comer y además hablaba poco.
Comimos, fumamos y volvimos al trabajo a seguir durante otras cuatro horas doblando esos cartones.
En un momento y después de haber estado trabajando un rato largo me senté arriba de una pila de cartones justo cuando paso el supervisor.
Era un tipo de unos cuarenta años y canoso que hablaba siempre con la voz muy alta.
- que pasa Pablo? – me pregunto
- me siento mal
- almorzaste?
- si, creo que me cayo mal lo que comí
- la semana pasada te paso lo mismo dos veces- me dijo y me sorprendió su memoria, pensé que no sabia ni como me llamaba.
- si, no se que será...
- bueno, anda si queres, mañana hablamos.
Agarre mi campera y me fui. Cuando pase por al lado de Nicolás me dijo:
- otra vez el mismo verso hijo de puta- en tono amigable, yo sonreí y salí a la calle.
Era una linda tarde, no hacia mucho frio, el viento era suave y el sol calentaba las veredas. Camine un largo rato y me metí en un bar. Siempre es bueno sentarse en un bar a tomar un café y mirar por la ventana.
Me pedí un cortado con tres medialunas de grasa que tenían gusto húmedo y viejo. El café era bueno.
Por la ventana me quede mirando a un viejo que esperaba el colectivo y tosía continuamente y se limpiaba la nariz con un pañuelo que parecía muy mojado.
En el bar la televisión estaba prendida pero nadie le prestaba atención, un tipo de unos cuarenta años con bigotes y poco pelo discutía con una mujer flaca y de nariz grande sobre uno de sus hijos o al menos eso supuse yo.
- es que vos no lo entendes el te necesita - le decía ella
- yo no lo entiendo? ustedes no me entienden a mi- decía el
Era el eterno problema de todos, el que nadie entiende a nadie ni a nada. En ese momento sentí que la entendía a ella y también lo entendía a el. De todos modos no me importaban.
Llame al mozo para que me cobre y salí de nuevo a la vereda y al sol.
Tome el colectivo y volví a mi casa. Cuando llegue me acosté a dormir un rato y luego me levante a cenar.
Mi papá estaba hablando de un partido de fútbol y mi mamá había cocinado pollo. Comi y me volví a acostar.
Di vueltas en la cama, mire el techo, busque figuras en las manchas de humedad pero no encontré nada. No tenía sueño y mañana iba a ser otro día igual.

lunes, 8 de septiembre de 2008

las ex

vivia en el tercer piso y tenia un balcon bastante grande que daba a una avenida donde pasaban tres lineas de colectivo y cientos de autos por día.era un solo ambiente con baño. tenia la cama contra una pared, una mesa y dos sillas. el resto de las cosas estaban en el piso o adentro de cajones de manzana que habia ido llevando de a poco.vivi mas de un año en ese departamento. durante un mes tuve de vecino a Damian. Damian era un tipo de 35 años que se habia separado de su mujer. tenia 2 hijos y hablaba sin parar.el día que se mudo a su departamento, del cual solo me separaba una pared, vino a presentarse. me parecio un poco idiota, pero no me cayo del todo mal.- y viste como es esto de las mujeres, esta todo bien hasta que esta todo mal.esa fue su segunda frase. lo deje pasar.- y vos flaco a que te dedicas?- me pregunto- trabajo en una imprenta y escribo.- ah, sos escritor?- no, solamente escribo.- yo a mi mujer le escribia cartas cuando eramos novios pero despues que te casas todo es diferente, vos estas de novio?- no.- mejor flaco, asi estas mas tranquilo.encendio un cigarrillo y me convido como uno. acepte y nos quedamos fumando mientras el me seguia hablando de su ex mujer y sus hijos.me dijo si tenia ganas de ir a tomar algo esa noche a algun bar de por ahi, el invitaba. le dije que si, que cuando me desocupaba de lo que tenia planeado hacer lo pasaba a buscar y me respondio con un:- que no se hable mas, quedamos asi- y se fue.
eran masomenos las ocho de la noche, el verano se estaba yendo pero era un día bastante caluroso. el sol de marzo se escondia en el cielo que yo miraba desde el balcon de mi casa y las luces de la calle empezaban a encenderse solas.me puse a leer una novela de Salinguer que tenia empezada hacia tiempo y que nunca la continuaba.a las diez de la noche tocaron la puerta.- flaco pase para ver si no habias cambiado de opinion- dijo damian, el nuevo vecino.- no, no cambie de opinion pero ahora estoy ocupado, en un rato te paso a buscar.- dale, me baño y vamos.- bueno dale- le respondi ya un poco hastiado.
fuimos a un bar de la calle defensa, quedaba a mitad de cuadra yo preferia ir a otro que estaba en una esquina pero Damian dijo:- hay son todos unos caretas, vamos a otro.no entendi por qué eran unos caretas pero tampoco se lo quise preguntar.entramos y pedimos cerveza.la camarera era una linda chica de ojos grandes y tristes y una voz muy aguda.- que lindas son las minas, lastima que sean siempre para quilombos- me decia y tomaba el primer trago. yo le respondia con un si a todo aunque no opinara lo mismo. me importaba poco la conversación y me estaba arrepintiendo de haber aceptado la invitación.- mi mujer no me dice nada pero seguro que anda con otro tipo- ya es tu Ex mujer- le dije y tome un trago. estaba bien fria.- hasta que no sea legal el divorcio es mi mujer, ademas lo digo por costumbre. y vos con las minas que onda?- que onda qué?- estas con alguna?- no. - tome otro trago.Damian seguia pidiendo cervezas, una tras otra. la camarera tenia los ojos cada vez mas grandes y mas tristes y los gestos de su cara mas cansados. yo tambien lo estaba, queria irme.eran las dos de la mañana y me seguia contando sobre su vida y sus hijos y su EX mujer. tuve la impresion de que hablaba cada vez mas lento y que sus palabras tenian el doble o triple de letras que tenian que tener, arrastraba mucho las vocales.ya me habia cansado, fingi un llamado telefonico:- che loco disculpa pero me llamo un amigo y me tengo que ir- uh que mal, la estabamos pasando bien- me dijo y parecia casi apenado- una lastimame levante y sali del bar. damian dijo que se tomaba algo mas y despues se iba a dormir a su nuevo "dulce hogar".
camine por la calle defensa para el lado de barracas. era una noche agradable. el empedrado brillaba por el rocio que caia y yo miraba como se reflejaban las luces de los autos en el cuando pasaban.estaba mareado y triste pero al menos nadie me apuñalaba los oidos contandome cosas que no me importaban.segui caminando y cruze el parque lezama. no habia nadie, solo vi dos parejas besandose.encendi un cigarrillo y me sente en un banco color verde. pense en "mis EX" y como las habia mal perdido a casi todas. sin ningun motivo especifico, solo se perdieron o me perdi, se fueron o me fui. sin discuciones fuertes ni gritos ni nada. solo se fueron. pense en sus bocas y sus piernas y sus manos. necesitaba a cualquiera de ellas en ese momento, sentada al lado mio. creo que eso me hubiera hecho sentir mejor.un policia paso caminando y me miro, yo lo mire. no se detuvo. encendi otro cigarrillo y me recoste a los largo del banco mirando el cielo y largando el humo por la nariz.mire mis manos y estaban desechas,con cortes y marcas del trabajo. mire a mi alrededor y todo era oscuro y silencioso. un silencio que te abrazaba.- estas noches me estan haciendo viejo- pense y tuve ganas de no estar.

martes, 19 de agosto de 2008

Me levante y encendí un cigarrillo mientras me asomaba por la ventana. Ella seguía durmiendo. Era un quinto piso y desde la ventana solo se veían otras ventanas. En la mayoría las luces todavía estaban apagadas, el cielo se empezaba a poner rojo y el sol se asomaba tímidamente por los espacios que quedaban entre un edificio y otro.
Cuando termine el cigarrillo me volví a meter en la cama tapándome hasta la cabeza. Me desperté nuevamente y ella ya estaba levantada y se escuchaba el ruido de las tazas y del agua que hervía dentro de la pava. Habían pasado dos horas. El sol ya entraba sin vergüenza a través de las cortinas e eh inundaba todo el cuarto.
Me senté en la cama, me vestí, fui al baño y me senté en una silla al lado de ella. La televisión estaba prendida pero sin sonido. Era domingo, nueve horas, 8 grados de temperatura.
Sirvió el café y lo tomamos casi sin decir nada.
Ella tenía el pelo revuelto y seguí con la ropa que había dormido. Me gustaba mirarla cuando recién se despertaba, tenía los ojos más grandes (al contrario que la mayoría de la gente) y además no tenia ganas de hablar en esos momentos.
El café estaba bueno, me tome dos tazas. Cuando me levante para servirme mas le di un beso en la frente, ella seguía sin decir nada.
- sabes que seria lindo? desayunar en un lugar diferente cada día- le dije
- como?
- si, hoy acá, mañana en Francia, pasado en mar del plata, el miércoles en bogota.
- que estupidez. Yo me conformo con desayunar y punto.
- no se, a mi me gustaría.
No dijo nada más. Se quedo sentada mirando el televisor mudo.

Hacia 2 meses que la conocía y un mes y medio que vivía en su casa. No se por qué. Ella no estaba enamorada de mi ni yo de ella. Estábamos solos, era eso. Ninguno de los dos teníamos siquiera con quien enojarnos por estupideces. Estábamos juntos por espanto y por soledad.
Yo tenía un trabajo de tres horas por día en una imprenta pasando los pedidos de las planillas a la computadora. Ella trabajaba de ayudante de cocina en un restaurante ocho horas por día.
Yo me iba a al mediodía de lunes a vienes y ella se iba a las ocho de la mañana. Entonces a las cinco de la tarde ya estábamos los dos de vuelta.
Traía comida de su trabajo y yo me encargaba de comprar cerveza y gaseosa, en eso se me iban los doce pesos que ganaba por día. Cigarrillos compraba cualquiera de los dos. Ella siempre estaba fumando. La casa era una gran nube. También tenia un gato color gris oscuro, el no nos daba mucha importancia y nosotros tampoco se la dábamos a el. Aunque a veces se me subía encima de las piernas cuando me acostaba a mirar televisión.

Una noche estábamos cenando y escuchando un disco horrible de Donovan que yo le había regalado para el cumpleaños y se puso a llorar. De repente.
- no quiero que sigamos así, estoy cansado - me dijo
- así como?
- así... necesito tiempo, no te estoy haciendo bien, necesitas alguien de tu edad y yo necesito alguien que me entienda.
Ella tenía 32 años y yo 22. La verdad creo que no había mucho de ella para entender pero no se lo dije.
- esta bien, a mi no me parece, pero... - le dije
- perdoname
- esta todo bien.
En realidad nada estaba bien. Me levante y fui al baño, hice pis, me lave la cara y tuve ganas de vomitar pero no lo hice.
Guarde las pocas cosas que tenia en su casa, las metí todas en una mochila.
- llamame, te quiero seguir viendo- me dijo llorando.
Me molestaba un poco que llore.
- si, en la semana hablamos- le dije, me puse la campera y me fui.

Era temprano, algunas personas todavía estaban volviendo de su trabajo. Yo tenía que tomar el tren para ir a la casa de mis padres.
Cruce la plaza y casi toda la peatonal. Los negocios estaban cerrando. Me metí en un bar y me pedí un café cortado. El mozo tenía un delantal blanco, muy blanco y la cara cansada. Apenas me sirvió me cobró por qué "tenían que cerrar la caja". Le pague, tome el café y salí nuevamente hacia la calle.
Había menos gente y hacia más frió que un rato antes. Me puse un gorro de lana y una
bufanda.
Caminé hasta la estación y me senté en un banco a esperar el tren. Prendí un cigarrillo y espere. Un tipo sentado en el anden de enfrente me miraba y yo lo miraba a el. Largue el humo por la nariz y seguí esperando.

miércoles, 16 de julio de 2008

SOMBRA

Salí del trabajo y camine las seis cuadras hasta la parada del colectivo. encendí un cigarrillo y espere.
Cuando subí me senté en el último asiento individual y como no tenia ningún libro para leer durante el viaje decidí dedicarme a mirar por la ventanilla.
Edificios, autos, personas, basura, todo pasaba delante de mis ojos a una considerable velocidad mientras la tarde empezaba a morirse en el cielo.

A la altura de avenida de mayo el colectivo freno en una esquina y por la ventanilla vi pasar muy rápido una sombra, un hombre gris muy oscuro corriendo entre las personas. Ninguno de ellos lo noto. Mire a los otros pasajeros y ellos tampoco lo notaron. El colectivo arranco.
En el siguiente semáforo en rojo el colectivo volvió a detenerse y la sombra paso nuevamente corriendo entre una anciana y un tipo de traje marrón. Ellos no lo notaron y siguieron caminando. el colectivo volvió a arrancar y siguió camino.
No se si era miedo exactamente lo que sentía en ese momento pero el corazón no paraba de latir con el ritmo de un subte ebrio.
vi en el interior del colectivo, desde la parte trasera (donde yo me encontraba) hacia adelante, correr a la sombra, fue un segundo hasta que salio por el vidrio delantero del vehiculo. Aunque no tenia calor comencé a transpirar. Estaba nervioso.
Me levante, toque el timbre y baje.

Apurado casi trotando recorrí esas 2 cuadras que me separaban de mi casa.
Llegue, me saque la campera, me serví un vaso de agua y fui a mi habitación. Todo parecía estar como siempre. saque el teléfono celular del bolsillo del pantalón y lo deje sobre una pila de discos. al sacarlo se cayo al piso el boleto del colectivo y cuando lo levante me di cuenta que tenia algo escrito en el reverso: "SOS VOS".

El misterioso mensaje me asusto mas aun, estaba confundido, casi temblando me recoste mirando el techo.
De pronto un golpe en la puerta hizo que me sobresalte, me levante y fui hasta el patio y vi la sombra pasar por el costado de mi perro y subir por la pared hacia la terraza.
No sabia que hacer, cómo iba a llamar a alguien para decirle que una sombra me estaba siguiendo.
nuevamente se oyó un ruido, pero ahora desde mi habitación. entre y no habia sombra esta vez, sino un papel sobre la cama.
Me acerque despacio y lo leí;
"sos vos la sombra que me sigue. devolveme mi color".

El miedo rompió los diques de mis pensamientos e inundo mi mente. estaba paralizado.
Cuando logre medianamente calmarle encendí un cigarrillo y lo fume casi sin respirar.
Eran las 21 hs y decidí salir a la calle, mi casa y el encierro me asustaban aun mas.
La calle estaba desmayada, no había autos, ni personas. en cuatro cuadras solo vi un perro rompiendo una bolsa de basura. me alegro verlo.
a medida que caminaba comencé a notar que mi cuerpo no proyectaba nada, ni en el suelo ni en las paredes. mi sombra me había abandonado!. seguí caminando sin mirar hacia ningún lado, solo un paso tras otro, cada vez a un ritmo mas rápido hasta que me frene y mire a mi alrededor, estaba en un parque. Las copas de los árboles caían de costado formando una especie de túnel sobre la angosta calle interna del lugar. Los faroles iluminaban mi cuerpo y mi sombra aparecía durante unos segundos proyectada sobre el suelo y luego volvía a desaparecer. Esto ocurrió varias veces durante algunos minutos, aparecía y desaparecía. El silencio era mortecino y había olor a lluvia aunque el cielo estaba estrellado.

Decidí volver a mi casa. el miedo ya no era tan grande. Camine de regreso a casa y me di cuenta de todo lo que había caminado huyendo de mi propia sombra. Pensé que nadie iba a creerme cuando lo cuente.

Entre y cerré la puerta con llave, mi perro vino a saludarme y no se oía ni un solo ruido. Sentía que una bomba había explotado en mi cabeza y que poco me importaba lo que podía sucederme.

entre en mi habitación y recuerdo haber sentido un mareo que hizo que me agarra del picaporte de la puerta para no caerme, una danza de luces apareció entre mis pupilas y el resto del mundo y ya no pude aguantar mas y caí. no se cuanto tiempo habré estado en el piso inconciente, solo se que cuando desperté mitad de mi cuerpo estaba debajo de la cama, a unos dos metros de donde había caído. sin pensarlo agarre un papel y empecé a escribir lo que, supongo yo, mi mente me iba dictando; "hubo un error, la sombra sos vos. el color de tu cuerpo es mió. sos la sombra de tu sombra".

Cuando termine de escribir nuevamente las luces aparecieron en mis ojos, también el mareo, pero esta vez no caí. Me arrastre hasta mi cama y me quede tumbado sobre ella. Mirando las luces y el techo. Por momentos se fundían y se hacían una sola cosa. el tiempo seguía pasando, "la aguja chiquita del reloj aprendió a correr bastante rápido" pensé y se me cayo una especie de sonrisa de la boca.

leí una y otra vez lo que había escrito "...sos la sombra de tu sombra". por un momento creí haberlo entendido todo: yo era una sombra en colores y mi sombra era yo. me pareció un poco ilógico mi razonamiento pero era lo único que podía rescatar de mi cabeza.

Estire el brazo y agarre un cigarrillo, le encendí y me quede mirando el humo que bailaba iluminado por las primeras luces del día que entraban por la ventana. "la vida es un chiste cruel y sin gracia" pensé y aunque no era la primera vez que tenia esa impresión, esta vez me pareció mas acertada que nunca.
Me quede en la cama fumando y escuchando los ruidos que entraban desde la calle. la luz del día me saco un poco el miedo del cuerpo.

Ese día no me levante ni el siguiente ni el otro (que es el día de hoy), solo salgo de la cama a buscar algo para comer o para tomar y solo lo hago durante el día, de noche apago todo y me tapo hasta la cabeza.

Cada vez que voy al baño me miro en el espejo; mis ojos verdes ahora son negros y mi pelo castaño es gris, un gris viejo y feo. mi piel cada vez se pone mas blanca y constantemente toso como un perro enfermo.
así estoy ahora, ensombreciéndome, esperando que esto termine, que mi sombra recupere su color y yo poder empezar a seguirme de nuevo por todos lados.

jueves, 26 de junio de 2008

ves, esos barcos que sarpan
de mi mirada
son los que se llevan mi vida.

ves, hablando no se entiende
la gente y el tiempo
no cura nada.

nena, tengo puestos
los ojos del viejo niño perdido
que fui, que soy y que sere
y estoy siempre esperando
que el viento me explique
el por qué de todo esto.

nena, sos el ultimo barco
que partio de mi puerto
dejandome en el muelle
de una fantasmal existencia,
esperando sin entender por qué
el viento y el tiempo
no tienen piedad.
mis mares se prenden fuego
y no hay otros mares
para apagarlos.

nado entre las cenizas,
tomo aire y sigo.

soy un buscador de tesoros
que los descubre
cuando estos ya se volvieron
a perder.

falta poco,
siempre falta poco
para que todo se rompa
o se queme o se muera.

esta noche quedate a limpiarme
estas manchas de miedo
que me ensucian los ojos.

no pido tanto
(pero nadie entiende).

y yo ya no voy a poder
conocerte de nuevo.

jueves, 19 de junio de 2008

la calle me mira
detras del ventanal.
no hay luces encendidas
(ni adentro ni afuera)
y esta sensacion de estar perdido
inunda el paisaje.

me acuerdo de tu risa
y a mi corazon se le pone
la piel de gallina.

ahora no la escucho.
solo se oye el murmullo
de mis penas.

la calle sigue quieta observandonme
y el silencio me avisa
que mis miedos tienen miedo
de ser demasiado reales.
los días no empiezan ni terminan,
los mediodias ya no dividen nada.
todo es una misma cosa,
solo es tiempo que corre
y que va dejando sepultado
todo lo que pisa.

por aca todo igual.

yo sigo buscando algo
que calme estos dolores
que provoca estar despierto.
pero busco sin exito.

la muerte duerme
debajo de mi cama
y por las noches
cuando no la veo
vacia mis fuerzas
por la ventana.

y alla van mis fuerzas
junto con las hojas secas
y todo lo que el viento
suele empujar.

por aca todo igual.

yo tuve un motivo,
una razon, pero
ese motivo caduco
y aun no se
como avisarme.
se vuelan mis días
como pajaros miedosos,
sin llegar muy alto
pero sin bajar del todo.

mi boca extraña la risa
y mis ojos extrañan
ver algo nuevo.

los aromas de mi niñez
estan sepultados
bajo una montaña
de flores muertas.

las ventanas se hicieron paredes
y yo estoy adentro.

mis sueños quebrados
descanzan tranquilamente
sobre mi cabeza
y todas esas cosas que dije
y que oí
son ahora escombros
que adornan
mis oscuros y silenciosos
jardines.

martes, 27 de mayo de 2008

tanto humo y tanta pena
sobre la mesa
y en el aire.

tanto despertador
asesino de noches
y de sueños.

las palabras no dichas
me secan el alma,
los besos no lamidos
me secan la boca
y una cancion que nunca cante
me patea el corazon
y hace sangrar mi noche herida.

buscame, estoy aca
mirando como despegan
los aviones de los años perdidos,
de los besos no lamidos
y de las palabras no dichas.

buscame que esta sonando el despertador
aunque aqui quizas
nunca amanezca.
el cuarto se hace enorme,
se transforma en un garage abandonado
y yo soy un auto mal estacionado.

la vida se me cayo de las manos
y todas las cosas que veo no me agradan
por que no son nada, son solo
un disfraz mas del vacio.

en todas esas sonrisas que caminan
solo veo el antifaz de la tristeza
y a las palabras las veo
como el abrigo del silencio.

ojala mi inteligencia
sirviera para algo mas
que para esto.

martes, 20 de mayo de 2008

cuantas hojas de calendario
que se van para siempre,
cuantos besos
enterrados en la tumba
de los deseos muertos.

hasta cuándo se agrandara el pasado
y se morirá el presente?

yo no se nada sobre todo eso,
entonces nada hago
y me sale muy mal.

todo por la culpa
de esa mente
que no se quien puso
detras de mi cara.
la noche se viste de negro
y se queda en silencio
para que el día no pueda saber
lo que ella sabe.

en la noche se escondio
la infancia de todos los monstruos
que habitan las ciudades
y el alma de los perros,
de todos los perros.

la noche me tiene muerto
de sueños que no llegan.

mis ideas son barcos
que chocan entre si
y se hunden en los mares
de la frustración.

la noche sabe demasiado
y cada noche sueña
con volver a ser día.

la noche sueña
con volver a ser
tonta de nuevo.

lunes, 5 de mayo de 2008

solo, en mi mundo de ausencias,
esperando una frase mas,
otra palabra triste.

otra noche en la que quise decirlo todo
y no curé nada.

todo es demasiado
y yo apenas si puedo
ser un simple yo.

primero persona del singular
cuantas veces rompi
tus llantos con mis ojos
y acaricie tus miedos
con mis manos.

cuantos dias perdi esperandote,
cuantos...
algo se ah ido
y es a ese algo
lo que espero encontrar
antes de que el olvido
se coma las uñas
de mi memoria.

algo ah muerto
y es a ese algo
lo que yo busco,
incansablemente,
en las ruinas del palacio
de mi mente.

algo eh amado
y se ah ido
y se ah muerto.
vi mis barcos hundirse
en los mares de la memoria,
vi a mi niñez
jugar a la ruleta rusa
con el cargador lleno de balas,
vi desde lo mas alto
el fondo del abismo,
vi caer las estrellas
para luego clavarse
en mi espalda como puñales,
vi los ojos del miedo
y eran iguales a los mios.

jueves, 24 de abril de 2008

la maraton nocturna hacia ninguna parte.
solo caminar solo
y mirar, sacar fotos mentales
a las esquinas y a las luces
y robar el olor que sale
de los bares.

nadie se dio cuenta
que mis ojos estan grises
y que mi boca perdio su mejor parte
en el ultimo beso?

en el aire dibujo tus huesos
cubiertos de vos
y la noche se vuelve tan pesada
que mis piernas tiemblan
y mi pensamiento monotematico
se cansa de mi
y sale a buscarte solo
dejandome abandonado
en mi cuerpo.

lunes, 21 de abril de 2008

nadie se atreve a sorprenderme.
estoy solo y es tarde.
ninguna voz rompe el silencio
(propio y ajeno).
ya salio el sol, se hizo de noche
y volvio a ser de día.

inevitablemente encuentro
un sabor amargo
en todas las cosas.

mi alma, tan poco acariciada,
espera con la paciencia
llena de tela de araña.

la realidad es un arma
apuntando a mi cabeza
desde donde yo no veo.

viernes, 18 de abril de 2008

el aire cae pesado
desde el cielo hacia el pavimento
y los arboles del boulevard,
que divide en dos la avenida,
se mueven por el vientod
ibujando en el airela ausencia.

una frase me da vueltas en la cabeza
y la repito en silenciouna y otra vez
("partio de mi un barco llevandome")

el aire es fresco y agradable.
me siento en un banco y espero
aunque no halla nada que esperar.

en esta noche tengo los ojos
mas grises y cerrados que siempre.

tengo puestos en esta noche
esos ojos con los que miro todo
y no puedo ver nada.

jueves, 17 de abril de 2008


por que sera que entre su mirada y mis ojos no hay espacio,

entre su sonrisa y mi boca no hay tiempo

y alrededor nuestro no hay nada mas?


sabemos que hay autos, gente, ruta, pasto

pero sin embargo no importa.

palomas visitan mi ventana y la suya a las 10 de la noche

mientras un perro le ladra a la muerte

tratando de auyentarla.


la amo como amo a algunas pocas palabras

que se sienten pero no se tocan.

aveces dejo de mirar el abismo para mirar sus ojos

y la realidad deja de importar tanto.

martes, 15 de abril de 2008

voy a esconderme debajo
de mi piel para que nadie me vea,
dijo y empezo a reir y a llorar
,las risas se mezclaban con
las lagrimas y todo parecia
una mala pelicula.
y yo mientras tanto
pensaba en que me estaba pareciendo
demasiadoa esas flores
que la gente pone adentro de un libro
para que se seque.
solo que en lugar de libro
era un mundo
y en lugar de flor
era yo el que me secaba.

miércoles, 9 de abril de 2008

la noche no hace otra cosa mas
que estar quieta en el cielo
y abajo, muy abajo
los ojos lanzan sus miradas
hacia todos lados.

quizas sea la sombra que tengo pegada al cuerpo
la que me tapa la boca
en esta noche,en este mundo.

y vos que no te das cuenta
que cuando te miro en silencio
estoy hablandote
de mi...

martes, 8 de abril de 2008

...




inocencia, duerme a medio tapar,
se levanta y roba floresde su propia ventana.
sabe que falta poco.
inocencia, se que te vas,
te tengo siempre en la puntade los dedos,
pero se que te vas.
quizas sea para siempre(digo quizas por costumbre).
inocencia, los vientos mas limpios
son los que soplan sobre tus hombros
y despeinan tus pestañas.inocencia,
no me dejes en este mundo
de machos y de putas y de ganadores.
no me abandones, inocencia,
no dejes que mis manos se arruguen,
que mi toz sea la de un perro viejo,
inocencia, no me abandones.