Un perro ladra mirando la pared
mientras llueven gotas tristes
en Buenos Aires.
Camino mirando el suelo
con la dulce sombra de tu ausencia
pegada a la sombra de mi cuerpo.
Escucho el ruido
del espejo del pasado
que se rompe en mis espaldas
y no me importa, camino.
Camino empapado en tristeza,
mientras mis huesos silban
la melodía fúnebre
del que espera sabiendo
que no hay nada.
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