Se hizo tarde
y a la memoria de mis ojos
se le escapa una última imagen
que alcanza para no dejarme dormir.
Detras de la ventana
ya nadie camina por la vereda
y los perros buscan calor
pegando sus cuerpos
a los rincones.
Tres de la mañana,
de nuevo tres de la mañana,
y es como si siempre
fuera este mismo momento.
Es tarde, hace mucho que es tarde,
y acá, en esta jaula de nostalgia,
ningún sonido interrumpe
las palabras que no digo,
que no se decir y que espero
buscandolas en las sombras
de mis objetos mas queridos
que tambien saben que es tarde
para casi todo.
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