Toda la carne que no alcanza,
toda el agua de mis ojos
y tantas noches y días
y tazas de café.
Tanta ausencia acurrucada
en mis horas,
todas las arrugas
de mis sabanas.
Todas las palabras no dichas
ahora hacen fila
en el umbral de mi voz
y me ahogan.
Mientras que
algo detrás de todo esto
apunta sus míras en mi nombre
y mis ojos y mi carne y mi voz
no son de nadie.
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