martes, 19 de agosto de 2008

Me levante y encendí un cigarrillo mientras me asomaba por la ventana. Ella seguía durmiendo. Era un quinto piso y desde la ventana solo se veían otras ventanas. En la mayoría las luces todavía estaban apagadas, el cielo se empezaba a poner rojo y el sol se asomaba tímidamente por los espacios que quedaban entre un edificio y otro.
Cuando termine el cigarrillo me volví a meter en la cama tapándome hasta la cabeza. Me desperté nuevamente y ella ya estaba levantada y se escuchaba el ruido de las tazas y del agua que hervía dentro de la pava. Habían pasado dos horas. El sol ya entraba sin vergüenza a través de las cortinas e eh inundaba todo el cuarto.
Me senté en la cama, me vestí, fui al baño y me senté en una silla al lado de ella. La televisión estaba prendida pero sin sonido. Era domingo, nueve horas, 8 grados de temperatura.
Sirvió el café y lo tomamos casi sin decir nada.
Ella tenía el pelo revuelto y seguí con la ropa que había dormido. Me gustaba mirarla cuando recién se despertaba, tenía los ojos más grandes (al contrario que la mayoría de la gente) y además no tenia ganas de hablar en esos momentos.
El café estaba bueno, me tome dos tazas. Cuando me levante para servirme mas le di un beso en la frente, ella seguía sin decir nada.
- sabes que seria lindo? desayunar en un lugar diferente cada día- le dije
- como?
- si, hoy acá, mañana en Francia, pasado en mar del plata, el miércoles en bogota.
- que estupidez. Yo me conformo con desayunar y punto.
- no se, a mi me gustaría.
No dijo nada más. Se quedo sentada mirando el televisor mudo.

Hacia 2 meses que la conocía y un mes y medio que vivía en su casa. No se por qué. Ella no estaba enamorada de mi ni yo de ella. Estábamos solos, era eso. Ninguno de los dos teníamos siquiera con quien enojarnos por estupideces. Estábamos juntos por espanto y por soledad.
Yo tenía un trabajo de tres horas por día en una imprenta pasando los pedidos de las planillas a la computadora. Ella trabajaba de ayudante de cocina en un restaurante ocho horas por día.
Yo me iba a al mediodía de lunes a vienes y ella se iba a las ocho de la mañana. Entonces a las cinco de la tarde ya estábamos los dos de vuelta.
Traía comida de su trabajo y yo me encargaba de comprar cerveza y gaseosa, en eso se me iban los doce pesos que ganaba por día. Cigarrillos compraba cualquiera de los dos. Ella siempre estaba fumando. La casa era una gran nube. También tenia un gato color gris oscuro, el no nos daba mucha importancia y nosotros tampoco se la dábamos a el. Aunque a veces se me subía encima de las piernas cuando me acostaba a mirar televisión.

Una noche estábamos cenando y escuchando un disco horrible de Donovan que yo le había regalado para el cumpleaños y se puso a llorar. De repente.
- no quiero que sigamos así, estoy cansado - me dijo
- así como?
- así... necesito tiempo, no te estoy haciendo bien, necesitas alguien de tu edad y yo necesito alguien que me entienda.
Ella tenía 32 años y yo 22. La verdad creo que no había mucho de ella para entender pero no se lo dije.
- esta bien, a mi no me parece, pero... - le dije
- perdoname
- esta todo bien.
En realidad nada estaba bien. Me levante y fui al baño, hice pis, me lave la cara y tuve ganas de vomitar pero no lo hice.
Guarde las pocas cosas que tenia en su casa, las metí todas en una mochila.
- llamame, te quiero seguir viendo- me dijo llorando.
Me molestaba un poco que llore.
- si, en la semana hablamos- le dije, me puse la campera y me fui.

Era temprano, algunas personas todavía estaban volviendo de su trabajo. Yo tenía que tomar el tren para ir a la casa de mis padres.
Cruce la plaza y casi toda la peatonal. Los negocios estaban cerrando. Me metí en un bar y me pedí un café cortado. El mozo tenía un delantal blanco, muy blanco y la cara cansada. Apenas me sirvió me cobró por qué "tenían que cerrar la caja". Le pague, tome el café y salí nuevamente hacia la calle.
Había menos gente y hacia más frió que un rato antes. Me puse un gorro de lana y una
bufanda.
Caminé hasta la estación y me senté en un banco a esperar el tren. Prendí un cigarrillo y espere. Un tipo sentado en el anden de enfrente me miraba y yo lo miraba a el. Largue el humo por la nariz y seguí esperando.

miércoles, 16 de julio de 2008

SOMBRA

Salí del trabajo y camine las seis cuadras hasta la parada del colectivo. encendí un cigarrillo y espere.
Cuando subí me senté en el último asiento individual y como no tenia ningún libro para leer durante el viaje decidí dedicarme a mirar por la ventanilla.
Edificios, autos, personas, basura, todo pasaba delante de mis ojos a una considerable velocidad mientras la tarde empezaba a morirse en el cielo.

A la altura de avenida de mayo el colectivo freno en una esquina y por la ventanilla vi pasar muy rápido una sombra, un hombre gris muy oscuro corriendo entre las personas. Ninguno de ellos lo noto. Mire a los otros pasajeros y ellos tampoco lo notaron. El colectivo arranco.
En el siguiente semáforo en rojo el colectivo volvió a detenerse y la sombra paso nuevamente corriendo entre una anciana y un tipo de traje marrón. Ellos no lo notaron y siguieron caminando. el colectivo volvió a arrancar y siguió camino.
No se si era miedo exactamente lo que sentía en ese momento pero el corazón no paraba de latir con el ritmo de un subte ebrio.
vi en el interior del colectivo, desde la parte trasera (donde yo me encontraba) hacia adelante, correr a la sombra, fue un segundo hasta que salio por el vidrio delantero del vehiculo. Aunque no tenia calor comencé a transpirar. Estaba nervioso.
Me levante, toque el timbre y baje.

Apurado casi trotando recorrí esas 2 cuadras que me separaban de mi casa.
Llegue, me saque la campera, me serví un vaso de agua y fui a mi habitación. Todo parecía estar como siempre. saque el teléfono celular del bolsillo del pantalón y lo deje sobre una pila de discos. al sacarlo se cayo al piso el boleto del colectivo y cuando lo levante me di cuenta que tenia algo escrito en el reverso: "SOS VOS".

El misterioso mensaje me asusto mas aun, estaba confundido, casi temblando me recoste mirando el techo.
De pronto un golpe en la puerta hizo que me sobresalte, me levante y fui hasta el patio y vi la sombra pasar por el costado de mi perro y subir por la pared hacia la terraza.
No sabia que hacer, cómo iba a llamar a alguien para decirle que una sombra me estaba siguiendo.
nuevamente se oyó un ruido, pero ahora desde mi habitación. entre y no habia sombra esta vez, sino un papel sobre la cama.
Me acerque despacio y lo leí;
"sos vos la sombra que me sigue. devolveme mi color".

El miedo rompió los diques de mis pensamientos e inundo mi mente. estaba paralizado.
Cuando logre medianamente calmarle encendí un cigarrillo y lo fume casi sin respirar.
Eran las 21 hs y decidí salir a la calle, mi casa y el encierro me asustaban aun mas.
La calle estaba desmayada, no había autos, ni personas. en cuatro cuadras solo vi un perro rompiendo una bolsa de basura. me alegro verlo.
a medida que caminaba comencé a notar que mi cuerpo no proyectaba nada, ni en el suelo ni en las paredes. mi sombra me había abandonado!. seguí caminando sin mirar hacia ningún lado, solo un paso tras otro, cada vez a un ritmo mas rápido hasta que me frene y mire a mi alrededor, estaba en un parque. Las copas de los árboles caían de costado formando una especie de túnel sobre la angosta calle interna del lugar. Los faroles iluminaban mi cuerpo y mi sombra aparecía durante unos segundos proyectada sobre el suelo y luego volvía a desaparecer. Esto ocurrió varias veces durante algunos minutos, aparecía y desaparecía. El silencio era mortecino y había olor a lluvia aunque el cielo estaba estrellado.

Decidí volver a mi casa. el miedo ya no era tan grande. Camine de regreso a casa y me di cuenta de todo lo que había caminado huyendo de mi propia sombra. Pensé que nadie iba a creerme cuando lo cuente.

Entre y cerré la puerta con llave, mi perro vino a saludarme y no se oía ni un solo ruido. Sentía que una bomba había explotado en mi cabeza y que poco me importaba lo que podía sucederme.

entre en mi habitación y recuerdo haber sentido un mareo que hizo que me agarra del picaporte de la puerta para no caerme, una danza de luces apareció entre mis pupilas y el resto del mundo y ya no pude aguantar mas y caí. no se cuanto tiempo habré estado en el piso inconciente, solo se que cuando desperté mitad de mi cuerpo estaba debajo de la cama, a unos dos metros de donde había caído. sin pensarlo agarre un papel y empecé a escribir lo que, supongo yo, mi mente me iba dictando; "hubo un error, la sombra sos vos. el color de tu cuerpo es mió. sos la sombra de tu sombra".

Cuando termine de escribir nuevamente las luces aparecieron en mis ojos, también el mareo, pero esta vez no caí. Me arrastre hasta mi cama y me quede tumbado sobre ella. Mirando las luces y el techo. Por momentos se fundían y se hacían una sola cosa. el tiempo seguía pasando, "la aguja chiquita del reloj aprendió a correr bastante rápido" pensé y se me cayo una especie de sonrisa de la boca.

leí una y otra vez lo que había escrito "...sos la sombra de tu sombra". por un momento creí haberlo entendido todo: yo era una sombra en colores y mi sombra era yo. me pareció un poco ilógico mi razonamiento pero era lo único que podía rescatar de mi cabeza.

Estire el brazo y agarre un cigarrillo, le encendí y me quede mirando el humo que bailaba iluminado por las primeras luces del día que entraban por la ventana. "la vida es un chiste cruel y sin gracia" pensé y aunque no era la primera vez que tenia esa impresión, esta vez me pareció mas acertada que nunca.
Me quede en la cama fumando y escuchando los ruidos que entraban desde la calle. la luz del día me saco un poco el miedo del cuerpo.

Ese día no me levante ni el siguiente ni el otro (que es el día de hoy), solo salgo de la cama a buscar algo para comer o para tomar y solo lo hago durante el día, de noche apago todo y me tapo hasta la cabeza.

Cada vez que voy al baño me miro en el espejo; mis ojos verdes ahora son negros y mi pelo castaño es gris, un gris viejo y feo. mi piel cada vez se pone mas blanca y constantemente toso como un perro enfermo.
así estoy ahora, ensombreciéndome, esperando que esto termine, que mi sombra recupere su color y yo poder empezar a seguirme de nuevo por todos lados.

jueves, 26 de junio de 2008

ves, esos barcos que sarpan
de mi mirada
son los que se llevan mi vida.

ves, hablando no se entiende
la gente y el tiempo
no cura nada.

nena, tengo puestos
los ojos del viejo niño perdido
que fui, que soy y que sere
y estoy siempre esperando
que el viento me explique
el por qué de todo esto.

nena, sos el ultimo barco
que partio de mi puerto
dejandome en el muelle
de una fantasmal existencia,
esperando sin entender por qué
el viento y el tiempo
no tienen piedad.
mis mares se prenden fuego
y no hay otros mares
para apagarlos.

nado entre las cenizas,
tomo aire y sigo.

soy un buscador de tesoros
que los descubre
cuando estos ya se volvieron
a perder.

falta poco,
siempre falta poco
para que todo se rompa
o se queme o se muera.

esta noche quedate a limpiarme
estas manchas de miedo
que me ensucian los ojos.

no pido tanto
(pero nadie entiende).

y yo ya no voy a poder
conocerte de nuevo.

jueves, 19 de junio de 2008

la calle me mira
detras del ventanal.
no hay luces encendidas
(ni adentro ni afuera)
y esta sensacion de estar perdido
inunda el paisaje.

me acuerdo de tu risa
y a mi corazon se le pone
la piel de gallina.

ahora no la escucho.
solo se oye el murmullo
de mis penas.

la calle sigue quieta observandonme
y el silencio me avisa
que mis miedos tienen miedo
de ser demasiado reales.
los días no empiezan ni terminan,
los mediodias ya no dividen nada.
todo es una misma cosa,
solo es tiempo que corre
y que va dejando sepultado
todo lo que pisa.

por aca todo igual.

yo sigo buscando algo
que calme estos dolores
que provoca estar despierto.
pero busco sin exito.

la muerte duerme
debajo de mi cama
y por las noches
cuando no la veo
vacia mis fuerzas
por la ventana.

y alla van mis fuerzas
junto con las hojas secas
y todo lo que el viento
suele empujar.

por aca todo igual.

yo tuve un motivo,
una razon, pero
ese motivo caduco
y aun no se
como avisarme.
se vuelan mis días
como pajaros miedosos,
sin llegar muy alto
pero sin bajar del todo.

mi boca extraña la risa
y mis ojos extrañan
ver algo nuevo.

los aromas de mi niñez
estan sepultados
bajo una montaña
de flores muertas.

las ventanas se hicieron paredes
y yo estoy adentro.

mis sueños quebrados
descanzan tranquilamente
sobre mi cabeza
y todas esas cosas que dije
y que oí
son ahora escombros
que adornan
mis oscuros y silenciosos
jardines.