Ya no cuento los pasos
que me separan de vos,
trato de no pensar en las noches
donde te basaba la sonrisa
ni en tus manos
siempre mas tibias que las mias.
Tus ojos de angel apuñalado
ya no me miran
y yo siento que agoté mis palabras
para hablarte en este silencio
que nos encierra.
Los sueños hacen fila
en el umbral de mi mente
pero nunca entran,
se quedan ahí.
Los miro y no digo nada.
Espero.
Espero algun día olvidar
las ditancias y los besos
antes que las despedidas
se despidan de mi
y me lleven.
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2 comentarios:
Las despedidas no son siempre tan dulce eh....a veces preventivas...
Te descubrí, je... Ahora empezaré a visitarte...
Saludos, Matías!
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