Fue una mañana de invierno,
en un taxi.
Era la despedida, el final,
el último beso.
La vuelta a casa, la caminata
con las manos en los bolsillos
y la mente disparando imagenes
que se proyectaban en mi horizonte.
Se fue dejandome clavado su perfume
de pajaro sin alas y llevandose esos ojos
que tantas noches desee que me miraran.
Se fue con sus penas y su paso cansado
de tanto andar por los umbrales del amor.
Se fue dejandome la vida entera
para recordarla.
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1 comentario:
foo me gustan tus poemas
tienen cosas interesantes
(igual creo que te falta agresividad, bronca quizás)
saludos chee
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