lunes, 17 de noviembre de 2008

Capitulo 4

Durante todo el resto de la semana no hice nada, pero exactamente nada.
Cuando no estaba durmiendo estaba mirando televisión o comiendo. No salí de casa, no llame a nadie, no escribí, no leí.

El sábado me levante al mediodía almorcé pizza con mi familia, agarre algo de plata y salí.
El sol estaba alto y de color amarillo, muy amarillo. No podías mirarlo fijo ni un segundo por que quedabas ciego. Camine un rato largo hasta que me sente en una plaza que se llamaba 25 de Mayo.
Una vieja le tiraba migas de pan a las palomas que se amontonaban de a decenas a su alrededor. Me puse a pensar en que tenía que empezar nuevamente a buscar un trabajo he irme de la casa de mis padres. También pensé y tuve muchas ganas de llamar a mi última novia pero no lo hice. La extrañaba. Pensaba en su voz, en sus piernas, en su boca.
Cuando las migas se terminaron las palomas se fueron y la tarde siguió caminando lenta.
Algo en el mundo anda mal y yo no sabia que era. Algo en mi vida andaba mal, muy mal y tampoco sabia exactamente que era.

Para volver me tome un colectivo y cuando llegue llame por teléfono a un viejo amigo que hacia unos meses que no veía
- hola Pablito como estas? – se puso contento al escucharme
- bien Javi, acá ando. De nuevo en lo de mis viejos en barracas.
- Venite a casa a tomar una cerveza yo estoy al pedo.
- Bueno dale, en un rato voy.
Colgué el teléfono y me fui a bañar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me puse al día con los capitulos, había leido el primero nomas...
Suena todo tan familiar
A ver como sigue, me interesa.