jueves, 15 de enero de 2009

Capitulo 23

Tenía bastante plata juntada, algo mas de dos mil pesos, pero no quería gastarla así que decidí quedarme en la casa de mis padres. Esa semana salí solamente para ir a visitar a mi amigo Javier. Lo llamé una noche y como siempre me invito a su casa.
- Pablito, tanto tiempo. Donde andabas? – me pregunto mientras cerraba la puerta para que su perro no salga a la calle.
- En mar del plata, volví esta semana.
- Mira vos que loco. Querés una birra?
- Si dale. Estuve varios meses. Esta lindo allá. Conocí buena gente.
- Alguna mina? – mientras servia dos vasos de cerveza.
- Si, pero mejor no hablar de eso. Me fui sin avisarle.
- Y llamala, decile que la queres, que se yo…
- No, mejor asi…
Javier me contó que no habían echo el robo con el primo. Por que tuvieron un problema con el auto que iban a hacerlo y después Marcos (el primo) se había echo amigo de unos que paraban por ahí y era probable que lo reconozcan.
igual en cualquier momento hacemos una grande- me dijo riéndose y levantando el vaso para brindar. Brindamos y yo también me reí. Javier era un buen tipo.
Me ofreció trabajar con el los fines de semana armando los puestos de la feria de Plaza
Francia y le dije que si. Nos pagaban setenta y cinco pesos a cada uno. Había que hacerlo los viernes a la noche y después quedarnos hasta la mañana para poner las luces y volver el domingo a desarmar todo.
Volví a cenar a casa. Era jueves. Quedamos con Javier en ir al día siguiente a hacer ese trabajo.
Cuando me acosté le mande un mensaje a Lucia.
TE EXTRAÑO, TE ESPERO.
Para mi asombro me respondió rápido:
TE QUIERO.
Me fumé un cigarrillo mirando las paredes y el techo. Estaban igual que siempre. Desde que había vuelto no las había mirado con atención. Me dormí.

1 comentario:

Santiago Parera dijo...

Mati copado!!!!
nice history!!!